Todos los años por estas
fechas suelo escuchar con mucha frecuencia frases cuasi apocalípticas
proferidas por padres, abuelos, profesores y adultos varios en los
que, ante un mal comportamiento de los niños, se les advierte de que
se van a quedar “sin Reyes”. Suelen ser comentarios de este
tipo:
- Como sigas así, no te van a echar nada los Reyes.
- ¡¡Uy!! Como se enteren los Reyes de que te metes el dedo en la nariz no te traen nada.
- Otro numerito como éste y te va a traer regalos quien yo te diga.
- Los Reyes lo ven todo y saben que te estás portando mal y te van a traer carbón.
- …
Digo yo... Como adultos
que somos, ¿no podemos recurrir a otra estrategia para manejar las
relaciones con nuestros hijos? Porque, por una parte, ¿de verdad
que, por mucha rabieta o mucho dedo en la nariz, no les van a traer
nada los Reyes? Y por otra, ¿cómo nos sentiríamos nosotros si nos
dijera nuestro jefe “como se entere el Director General, este año
se queda Vd. sin vacaciones”? Lo sentiríamos arbitrario, injusto
e injustificado y en cualquier caso, pensaríamos que ante
diferencias de opinión respecto a nuestro trabajo siempre puede
haber otro tipo de medidas a tomar.
Nuestros hijos se pasan
meses esperando que vengan los Reyes... Son niños, nosotros les
hemos introducido en el mundo mágico de sus majestades de Oriente
sin que ellos lo pidieran y resulta injusto que, ante comportamientos
propios de su edad, decidamos amenazarles con algo tan importante para ellos y a
lo que, en cierto sentido, tienen derecho como niños que son. Creo
que existen otras maneras de guiar el comportamiento de nuestros
hijos más allá de recurrir a una amenaza tan fácil e irreal como
que los Reyes no le van a traer regalos.
Si queremos que maduren, seamos nosotros mismos maduros. Comportémonos como
adultos permitiendo que ellos sigan siendo
niños.
Nota: Por cierto que,
ahora que van a venir los Reyes, me permito recomendaros el proyecto de Yolanda quien, con su buen hacer, os podrá ayudar con
todo aquello que necesitéis para vuestro bebé. A ella, así como a
Olga, Verónica, Jessica, Claudelys y las demás mamás de las clases
de Estimulación, les debo un enorme Gracias por el detallazo que han
tenido conmigo.