De
vuelta a la rutina, aprovecho varias consultas que he tenido este verano sobre
accidentes con el pipí para hablar de un tema que hace tiempo que tengo
pendiente: la enuresis infantil. Lo
primero que quiero decir al respecto es que es una cuestión mucho más frecuente
de lo que pensamos; como es un asunto del que habitualmente no se habla puede
parecer que el problema sólo lo tenemos en casa, pero os aseguro que es algo
corriente.
Para
empezar, creo que es importante saber que el control de esfínteres es un
proceso complejo y no podemos meterlo todo en el mismo saco: una cosa es la
caca, otra el pis diurno y otra el pis nocturno. Por acotar el tema y no extendernos
excesivamente, me centraré en esta ocasión en el pipí que se les escapa de día
a algunos niños ya grandecitos.
Accidentes
de día con el pipí
Muchas
mamás cuentan que sus hijos (de 5, 6 o más años), a pesar de que ya controlan
el pipí, habitualmente tienen fugas y la ropa interior aparece con frecuencia
mojada. Otras veces los accidentes son
mayores y no sólo es una pequeña fuga sino un escape total que requiere cambio
de ropa interior y vestimenta. A menudo,
estos episodios se atribuyen a vagancia por no querer ir al baño o por no dejar
de hacer alguna actividad interesante (jugar, ver los dibujos etc.) y pueden
llegar a ser desesperantes. Si bien es
verdad que en algunas ocasiones el hecho de estar enfrascados en algo les puede
distraer de la sensación de tener que ir al baño, en mi experiencia, este tipo
de accidentes tienen que ver, sobre todo, con una insuficiente competencia del
control de esfínteres. Y eso suele estar
asociado a un entrenamiento demasiado precoz, habitualmente cuando el niño aún
no estaba maduro para ello. Para que el
niño llegue a controlar esfínteres de modo completo es necesario una madurez
importante en su sistema nervioso central: primero, se requiere que el cable
que conecta la vejiga con el cerebro informe en su momento de que la vejiga
está llena y que el cerebro sepa interpretar esta señal; segundo, que el
mecanismo por el que el cerebro manda al esfínter que se contraiga para frenar
el escape del pipí, funcione correctamente; tercero, que la musculatura que
controla la salida de la orina sea lo suficientemente fuerte como para actuar
con eficacia. Es como si el vigilante
tuviera que informar al centro de mando de que la presa está llena, el centro
de mando accionar la palanca correspondiente para cerrar la compuerta y la
compuerta tener la capacidad suficiente como para frenar efectivamente la
salida del agua.
Cuando
este proceso se ha llevado antes de que el niño estuviera preparado para ello,
es frecuente que su consecución no sea completa. Si bien en los primeros tiempos en los que la
vejiga es pequeña y retiene poca orina y de que todos -padres, abuelitos,
profesores- estamos pendientes de recordarle que tiene que ir al baño, más
adelante, cuando damos por hecho que el tema “ya está superado”, es cuando
aparecen los accidentes. Por una parte,
la capacidad de su vejiga es mayor y la cantidad de pipí alojado también, por
lo que se requiere una mayor fortaleza de la musculatura y la que tenía puede
no ser suficiente. Por otra, ya no
estamos pendientes de recordarle que tiene que ir al baño y en el cole ya no
van tan seguido, por lo que no es de extrañar que haya accidentes (bien porque
no identifique la sensación de plenitud y la necesidad de ir al baño, bien
porque aunque sepa lo que le pasa no es capaz de informar al músculo de que se
cierre, bien porque el músculo no sea lo suficientemente fuerte como para retener
todo el pipí).
¿Qué
podemos hacer para ayudarle?
–
Explicarle con algún dibujo muy sencillo
o incluso con un experimento con un globo, cómo funciona el mecanismo del
pipí. Eso hará que sepa lo que le
ocurre y que se sienta más implicado en el proceso.
–
Cada vez que vaya al baño, pedirle que pare
el chorrillo por uno o dos segundos y que luego continúe. Repetirlo varias veces. Eso le va a ayudar a fortalecer su esfínter
y, por lo tanto, va a aumentar su capacidad de retener.
–
Pedirle que avise cada vez que sienta la
vejiga llena, y reforzarle por ello (los métodos conductuales, por sí
solos, no van a solucionar el origen del problema pero pueden ser un recurso
útil empleados con inteligencia y oportunidad).
Esto le va a ayudar a identificar la sensación de plenitud y por lo
tanto, la necesidad de ir al baño.
–
Darle confianza y seguridad en que lo
superará, contarle que es algo que le pasa a más niños y reforzar su autoestima.
–
Armarnos de paciencia. A veces la impotencia y la frustración nos
pueden y es bueno ensayar caras de póker para aquellos momentos en los que
estamos más cansados y llevamos peor el tema.
Saber que es algo que le sucede a muchos niños y desviar la atención
hacia otros asuntos (y hacia otras virtudes de nuestro hijo) nos puede ayudar a
no desesperarnos.
Queda
por tratar todos aquellos episodios que tienen que ver con cuestiones
emocionales (niños que se hacen pis en las comidas, cuando van al cole o a
alguna actividad específica, cuando les regañan etc.) y todo el asunto de los
escapes nocturnos. Pero ambos merecen
capítulo aparte.
¡Ánimo...
siempre que llueve, escampa! (nunca mejor dicho...)
Hola Beatriz, me gusta mucho tu entrada, pues es importante que los padres sepan que la enuresis es mas frecuente de lo que la mayoría de la gente se imagina, estaré al pendiente de las que siguen : )
ResponderEliminarUn saludo desde México
www.proadopciónmx.blogspot.com.mx
Mónica C.U.
Hola Mónica, gracias por tu comentario. Es cierto que los accidentes con el pipí son más comunes de lo que pensamos. No obstante, además de las sugerencias propuestas, siempre debemos descartar causas orgánicas mediante los oportunos análisis médicos, si el pediatra lo estima conveniente.
EliminarTe mando un abrazo,
Beatriz
Sí, por experiencia puedo decir que descartar causas orgánicas es muy importante.
ResponderEliminarNosotros al principio hicimos lo imposible para que Xiao controlase esfínteres, y casi un año después supimos que era imposible.
Con este comentario no quiero alarmar a nadie, lo de mi hija es "raro", pero es cierto que descartar todo antes de forzar es importante.
Muchos besos Beatriz.
Hola Xiao,
EliminarMuchas gracias por tu comentario y por aportar tu experiencia personal. Efectivamente siempre hay que descartar primero causas orgánicas. No tiene por qué ser algo grave, como tú bien dices. Puede ser, simplemente, una infección de orina o un déficit de la hormona antidiurética que hace que el pipí no pueda concentrarse lo suficiente y la vejiga se desborda. Además uno de los reflejos primitivos está íntimamente relacionado con el control de esfínteres, por lo que si permanece presente en el niño es muy posible que presente dificultades con el pipí.
Sin embargo y dejando esto muy claro, quería hacer hincapié con mi entrada en aquellos casos en los que los padres llegan diciendo que al niño ya le han mirado por arriba y por abajo y no hay nada orgánico, simplemente que "quiere llamar la atención", "lo hace por molestar" etc. y ponen en marcha estrategias que a veces, lejos de mejorar el problema, lo empeoran. Y en no pocas ocasiones hay otras razones tal vez menos conocidas -como las que cito-, que están dificultando el proceso pero no se tienen en cuenta.
Te mando un besazo enorme y otro para Xiao,
Beatriz
He llegado a tu blog tarde y me encanta Ahora me pasa como con otros blogs , cuando se habla de adopcion se igual a problemas. Y mi pregunta es y cuando tu hija adoptada es mas lista de lo normal, sabe leer desde primero de infantil, por que y cito palabras textuales de ella, solo,hay que fijarse, Para saber sumar , regar leer, escribir....leer las horas, habla se su adopcion con cinco años de una manera increíble, como teniendo todo totalmente asumido. A veces me da miedo oírla hablar de su madre y padre de China, tb habla de el, de sus hermanos de China de los que dice, es como Dios mama se que existen casi seguro pero no puedo verlos. Quizás nunca pueda. En fin que no se muy bien que hacer con ella. Una psicóloga amiga me dice que eso que llevo por delante pero a mi a veces me da miedo o es que hemos tenido una suerte enorme con ella.
ResponderEliminarHola María,
EliminarBienvenida y gracias por tu aportación.
Yo no creo haber igualado adopción a problemas porque sinceramente pienso que no es así. Otra cosa es que la crianza adoptiva tiene sus particularidades con respecto a la biológica y esas particularidades pueden generar dificultades y en algunos casos serios problemas que afectan a muchos ámbitos de la familia adoptiva. Pero ni todos los niños adoptados presentan dificultades ni todas las familias adoptivas tienen problemas... por suerte.
Como sabes, tanto el perido prenatal como el perinatal y las condiciones en las que se haya vivido la primera infancia van a condicionar mucho cómo se haya ido desarrollando el niño, cómo haya ido madurando su cabecita y por lo tanto, qué tan afectado pueda estar (a nivel emocional, cognitivo etc.) por el hecho del abandono. En este sentido la casuística es enorme y cada adopción lleva detrás una historia muy diferente por lo que no se puede generalizar.
Otra cosa es que, en niños adoptados, igual que en el resto de la población, hay un porcentaje de sujetos que presentan altas capacidades. Esto en sí tampoco debiera ser un problema pero, al igual que antes, presenta unas especificidades que es preciso atender para que puedan encauzarse adecuadamente. Si piensas que tu hija puede pertenecer a este grupo (y por lo que describes, pudiera ser) te sugeriría que leyeras sobre superdotación y altas capacidades y que, si lo crees conveniente, le hagas una evaluación por parte de un especialista en la materia y contactes con alguna asociación para niños con sobredotación y talento para poder poner en marcha los recursos que sean necesarios a fin de ayudarla en su desarrollo.
Como esto ya va resultando extenso, si quieres alguna otra información, puedes escribirme a educaraloshijos@gmail.com.
Te mando un abrazo,
Beatriz