Hace
ya cuatro meses que nació Bebé, y casi no me he dado ni cuenta. La
crianza del bebé es absorbente y las madres solemos sentir que todo
nuestro ser -nuestro pensamiento, emoción y acción- están
consagrados al cuidado de la cría en sus primeros meses en el mundo.
Todo lo demás queda en un segundo plano, por muy importante que
sea, pues para el adecuado desarrollo del bebé es imprescindible la
presencia y el cuidado de la madre: el regazo materno viene siendo
una continuidad del útero materno, de ese espacio de seguridad y
bienestar en el que ha vivido 9 meses; los brazos de la madre ayudan
a hacer la transición a un mundo desconocido, lleno de luz y ruido,
de movimiento, de estímulos visuales, auditivos, táctiles... que
resultan novedosos y que pueden resultar sobrecogedores para un
recién nacido.
Inmersa
como estoy, de nuevo, en el universo del bebé, apasionada y
entregada a la lactancia materna, me ha resultado de lo más
interesante el artículo que publica Teresa en su blog y que viene
remitido nada más y nada menos que por Carmela Baeza. Con el
beneplácito de Teresa, lo copio y enlazo:
De
izda a dcha, el desarrolo de mielina cerebral. UNIVERSIDAD DE BROWN
Un
estudio. que ha utilizado imágenes cerebrales de resonancia
magnética de los cerebros de un grupo de bebés, se suma a la
creciente evidencia que sugiere que la lactancia
materna mejora el desarrollo cerebral de los bebés.
El trabajo, realizado en la Universidad
de Brown (EE.UU.)
muestra que lactancia materna, por sí misma, produjo un mejor
desarrollo cerebral que una combinación de leche materna y la
fórmula.
El estudio se realizó con un
equipo de resonancia magnética especial para bebés del niño (IRM)
que permitía observar el
crecimiento del cerebro en una muestra de niños menores de 4
mientras dormían.
La investigación encontró que a los 2 años, los niños que habían
sido amamantados
en forma
exclusiva durante al menos tres meses tenían un mayor desarrollo en
zonas clave del cerebro en comparación con los niños que fueron
alimentados con leche de fórmula o con una combinación de fórmula
y leche materna. El crecimiento
era más pronunciado en aquellas partes del cerebro relacionadas con
el lenguaje, la función emocional y la cognición.
Este no es el primer estudio que
sugiere los beneficios de la lactancia materna en el desarrollo del
cerebro. Sin embargo sí es el
primero que demuestra con imágenes tomadas en tiempo real dichos
efectos, y
no como los estudios de comportamiento que sugería mejores
resultados cognitivos en adolescentes y adultos que había sido
alimentados exclusivamente con leche materna.
«Queríamos ver cuándo se
producen en realidad estos cambios en el desarrollo del cerebro y
hemos podido demostrar que están allí presentes casi desde el
principio», explica Sean Deoni, autor principal del estudio.
Materia blanca
Su equipo utiliza máquinas de
resonancia magnética específicas para estudiar los cerebros de los
bebés mientras duermen. Gracias a esta técnica puede analizar la
microestructura de la materia blanca del cerebro, el tejido que
contiene las fibras nerviosas largas y ayuda a diferentes partes del
cerebro a comunicarse entre sí. En concreto, la técnica analiza las
cantidades de mielina,
el material graso que aísla las fibras nerviosas y determina la
velocidad con la que se producen las señales eléctricas alrededor
del cerebro.
Analizaron 133 niños de entre
10 meses y cuatro años de edad. Todos los bebés había tenido una
gestación normal y provenían de familias con estatus
socioeconómicos similares. Los investigadores dividieron a los niños
en tres grupos: aquellos cuyas madres fueron exclusivamente
amamantados durante al menos tres meses; los alimentados con una
combinación de leche materna y de fórmula, y los alimentados
únicamente con leche de fórmula. Los investigadores compararon a
los niños mayores con los niños más pequeños para establecer
trayectorias de crecimiento en la materia blanca de cada grupo.
El estudio, publicado en
Neuroimage,
mostró que, de los tres grupos, el alimentado con lactancia materna
exclusiva tuvo el crecimiento más rápido en la materia blanca
mielinizada. «Las
diferencias van de un 20 a 30 por ciento, algo asombroso en tan poco
tiempo»,
reconoció e investigador.
Pruebas cognitivas
Para corroborar sus observaciones,
el equipo practicó una serie de pruebas cognitivas básicas en los
niños mayores. Así vieron un mayor rendimiento en el lenguaje,
en la recepción visual y en el rendimiento de control motor en
el grupo alimentado con leche materna.
El estudio también analizó los
efectos de la duración de la lactancia materna. Los investigadores
compararon el crecimiento cerebral en los bebés que fueron
amamantados durante más de un año con los amamantados menos de un
año. Así vieron que en los primeros había un desarrollo cerebral
más significativo, especialmente en las áreas del cerebro que se
relacionan con la función motora.
«Yo diría que, junto con todas
las otras pruebas, parece que la lactancia
materna es absolutamente beneficiosa»,
afirma Deoni.