
¡BIENVENID@! En este blog encontrarás reflexiones acerca de la crianza y educación de los hijos, así como sugerencias prácticas para que la labor educativa sea más eficaz y sencilla. Te invito a dejar tus comentarios, así como a plantear dudas y sugerencias.
jueves, 31 de mayo de 2012
domingo, 6 de mayo de 2012
ADOPCIÓN Y APRENDIZAJE
A continuación reproduzco un artículo sobre ADOPCIÓN Y APRENDIZAJE que he tenido el gusto y el honor de publicar en el primer número de la REVISTA FAMILIA Y ADOPCIÓN. Habrá partes que os suenen puesto que algunos fragmentos ya han sido
publicados en este blog. Éste que acompaño es el texto íntegro. Para quienes no lo conozcáis, el INSTITUTO FAMILIA Y ADOPCIÓN es una entidad integrada por profesionales de distintos ramos -a quienes les une en su mayoría el hecho de ser padres o hijos adoptivos-, cuyo objetivo es el de asesorar y apoyar a las familias adoptivas en sus diferentes necesidades. Para acceder a la totalidad de la revista, podéis hacer clic aquí. Creo que es una publicación de gran interés para familias adoptivas y os animo a todos a conocerla.
*******
¿Qué son las
dificultades de aprendizaje?
Por dificultades de
aprendizaje entendemos un grupo
heterogéneo de alteraciones que constituyen un obstáculo
para que el niño, cuya capacidad intelectual se encuentra dentro de
los parámetros de la normalidad, consiga la adquisición de las
habilidades, destrezas y conocimientos necesarios para afrontar con
éxito los retos escolares.
Así nos encontramos con
niños que, a pesar de saberse las letras tienen dificultades para
conseguir leer o para hacerlo con fluidez, muestran una escasa
comprensión lectora, segmentan mal las palabras (juntan o separan
incorrectamente), no entienden los conceptos de unidades y decenas,
tienen despistes en la aritmética combinando sumas y restas en una
misma operación, se muestran incapaces de aprehender conceptos
abstractos, confunden el uso de los contrarios, de los adjetivos, de
los verbos, de las preposiciones, no consiguen dominar las
coordenadas espacio-temporales (delante, detrás, hoy, ayer, mañana,
días, meses, años, estaciones...), se les olvida inexplicablemente
lo aprendido y un largo etcétera que seguro que bulle en estos
momentos en la cabeza de muchos lectores.
¿Todos los niños
adoptados tienen dificultades de aprendizaje?
Las dificultades de
aprendizaje tienen mucho que ver, como explicaremos a continuación,
con la estructuración del cerebro. Esta estructuración se adquiere
desde el periodo prenatal y se extiende, aproximadamente, hasta los
seis años de edad. Todo lo que haya ocurrido en ese tiempo va a
influir en la configuración de la mente para aprender, por lo que
las circunstancias que haya vivido cada niño van a condicionar su
forma de aprender y la aparición, o no, de dificultades de
aprendizaje. En general, no obstante, podemos afirmar que niños que
han vivido abandono, institucionalización o cualquier tipo de malos
tratos (incluyo aquí los de tipo afectivo-emocional) sufrirán en
mayor o menor medida las consecuencias de esa privación en su
primera infancia que se traducirán, entre otros aspectos, en
dificultades de aprendizaje.
¿Cómo se organiza el
cerebro para aprender?
Imaginemos que nuestro
cerebro es una biblioteca. Cuando nacemos, nos dejan un edificio
entero para que lo acondicionemos, hagamos todas las obras que sean
necesarias y dispongamos de todos los recursos para echar a andar una
biblioteca. Nos dan tres años. En ese plazo, podemos hacer
maravillas. Grandes ventanales, claraboyas, mesas y sillas,
estanterías por doquier, rincones de estudio, de consulta, salas
para niños... ¡una cafetería! El día que nos traen los libros,
cada uno tiene su lugar que hemos estado cuidadosamente preparando.
No hay más que agarrarlo y llevarlo a su estante correspondiente,
anotándolo en el fichero informático de última generación que nos
han instalado. Así, cuando alguien desee consultarlo, lo
encontraremos a la mayor brevedad y la persona tendrá un montón de
espacios para disfrutar de su lectura y sacar lo mejor de él. Todo
está organizado, etiquetado, claramente indicado.
Ahora imaginemos otro
caso: nos dejan un edificio entero y nos dicen que mañana nos traen
varios camiones de libros para que lo hagamos funcionar como una
biblioteca. ¿Os imagináis el caos? Un edificio sucio, oscuro, sin
acondicionar, sin salas preparadas, sin mesas, sillas, ni
ventanales... ¡sin estanterías! Tal y como nos dijeron nos
descargan camiones y camiones de libros que se van amontonando por el
suelo para nuestra desesperación. ¡Imaginaos cómo nos tiemblan
las piernas cada vez que viene alguien a pedir un libro! ¿Alguien,
de verdad, piensa que esas dos bibliotecas pueden rendir igual?
El hecho de que esta
última biblioteca no funcione como se espera, ¿significa que somos
malos bibliotecarios? Evidentemente no. ¿Es que no tenemos
capacidad para gestionar adecuadamente una biblioteca con la misma
eficiencia que otros? No tiene porqué. ¿Es que somos más lentos
o tenemos otro ritmo? No necesariamente. Lo que ocurre es que el
punto de partida es radicalmente distinto. La relación entre tiempo
de preparación y recursos en uno y otro caso, es incomparable, por
lo que resulta de todo punto injusto comparar, valga la redundancia,
el rendimiento de ambas como si las condiciones primeras hubieran
sido iguales.
Este desajuste entre
tiempo y oportunidades para organizar el cerebro para aprender, es lo
que sucede en las cabecitas de muchos niños que sufren las llamadas
“dificultades de aprendizaje” . No es que no tengan capacidad,
es que no han disfrutado de los recursos necesarios para prepararse.
Un cerebro con tres
pisos
Nuestro
cerebro tiene tres pisos, uno encima del otro. El de más abajo, el
más primitivo, se llama tronco del encéfalo y lo compartimos con
los peces y los reptiles. Regula las funciones de supervivencia
(respirar, comer, dormir, atacar, huir) que tienen mucho que ver con
lo instintivo. El del medio, el sistema límbico -compartido con
otros mamíferos-, es la sede del mundo emocional. Por último, el
neocórtex o corteza superior, es donde se realizan las funciones de
la llamada “inteligencia”: hablar, entender, leer, escribir,
realizar operaciones matemáticas, desarrollar el razonamiento
lógico, elaborar el pensamiento abstracto, interpretar música,
crear obras artísticas, poner en marcha la investigación etc.
Utilizando
una metáfora, si nuestro cerebro fuera una casa, resulta claro que
si el piso 1 y el piso 2 no están bien cimentados, el piso 3 no
podrá sostenerse bien. Es decir, si el tronco del encéfalo y el
sistema límbico no están lo suficientemente maduros, no se puede
desarrollar de modo adecuado el neocórtex. Esos cimientos de los
pisos inferiores, del tronco del encéfalo y el sistema límbico, se
ponen en los primeros meses y años de vida a través de la
estimulación y el movimiento de los bebés. Aquellos niños que han
vivido una serie de privaciones no pueden tener los pisos primero y
segundo en condiciones de soportar un tercer piso. Así pues, si
queremos ayudar a los niños a superar sus dificultades de
aprendizaje, los esfuerzos deben ir dirigidos a reforzar los pisos de
abajo pues, mientras no pongamos las baldosas que faltan, los
conocimientos que lleguen al tercer piso (todos
los contenidos escolares),
se seguirán cayendo al vacío -y por eso, misteriosamente, aprenden
algo muy bien y al día siguiente ¡ha desaparecido!-.
El
andamiaje inicial
Cuando
venimos al mundo lo hacemos en unas condiciones de inmadurez y
vulnerabilidad nada comparables a otras especies. Debido al tamaño
de nuestro cerebro y a la estrecha pelvis de nuestras madres por el
hecho de caminar erguidas, nacemos antes de tiempo y necesitamos
meses para “acabarnos”. Para valernos en ese tiempo, la
naturaleza nos ha dado un pack de supervivencia llamado “reflejos
primarios”. Estos reflejos son movimientos involuntarios que
generan una serie de reacciones en nuestro cerebro para permitirnos
sobrevivir en un mundo en el que no tenemos ni idea de qué hacer.
Por ejemplo, el reflejo tónico asimétrico del cuello que es aquél
por el que los bebés extienden el brazo y la pierna cuando giran la
cabeza -como aún no tienen control sobre la respiración, su cuerpo
necesita que sus vías aéreas, nariz y boca, se encuentren el camino
despejado y así, cuando el bebé gira la cabeza, extiende el brazo
para no quitarse el aire-. Bueno, pues estos reflejos, a medida que
vamos madurando y conociendo mejor el entorno, se hacen innecesarios
y van siendo sustituidos por respuestas voluntarias más maduras,
regidas por otros centros cerebrales más sofisticados.
Y he
aquí un gran descubrimiento. Aquellos niños que no han tenido un
entorno normalizado en esos primeros meses y años, no han podido
llegar a prescindir de esos reflejos primarios y por lo tanto, no han
podido desarrollar completamente respuestas más maduras, con la
consiguiente falta de maduración de otras regiones cerebrales
superiores. Así nos encontramos con niños que con 7 años
presentan vestigios de reflejos que tendrían que haber desaparecido
en los primeros meses de vida. Y esa presencia bloquea el desarrollo
de los pisos de arriba del cerebro. Diversas investigaciones han
establecido las correspondencias entre los reflejos primarios
aberrantes y las dificultades de aprendizaje.
Frente
a esto, se han puesto en marcha distintas terapias que lo que buscan
es “recrear” los estímulos que tiene el bebé y que le permiten
madurar esas áreas subcorticales del cerebro e integrar los
reflejos, para aplicarlas a niños mayores. Sally Goddard y Peter
Blythe lo hacen en Inglaterra, Doman y discípulos en Estados Unidos
y Harald Bloomberg en Suecia y otros países de Europa.
Los sentidos: nuestras
ventanas hacia el mundo
Junto con eso, el funcionamiento de los sistemas auditivo, visual y
vestibular debe de ser impecable para poder enfrentarse con éxito a
los aprendizajes escolares. Y aquí quiero hacer una precisión: no
se trata sólo de oír dentro de los umbrales normales de audición.
Es imprescindible que el oído esté “bien sintonizado” en todas
las frecuencias para poder discriminar los sonidos del lenguaje. Con
respecto a la vista, no es suficiente con ver bien o con llevar
gafas, si es el caso. Es necesario que nuestra cabeza interprete
correctamente la información visual. Por su parte, la lateralidad
tiene que estar establecida antes de entrar a la etapa de educación
primaria y problemas de organización lateral tales como
ambidextrismo, lateralidad sin definir o lateralidad cruzada han de
solucionarse para que se puedan desarrollar aprendizajes como la
lectura, la escritura, las matemáticas o la orientación
espacio-temporal.
¿Qué se puede hacer?
Hasta
aquí hemos expuesto una somera explicación de las causas de las
dificultades de aprendizaje. Sin embargo, no podemos quedarnos sólo
en saber por qué se producen. Es fundamental conocer qué se puede
hacer para solucionar los problemas de aprendizaje desde el origen
mismo de sus causas y no sólo desde los síntomas que presentan.
Si
bien el abanico de terapias es grande y excede el objetivo de este
artículo, no podemos dejar de hacer mención a las siguientes:
- Terapia de Movimiento Rítmico y reflejos primitivos.
- Terapia de Integración Sensorial.
- Entrenamiento Visual y Auditivo.
- Programas de reeducación de la lateralidad.
- Programa de desarrollo neuromotor y táctil.
En
cualquier caso, será necesario que un especialista en la materia
valore las dificultades específicas y determine un programa
personalizado de intervención neuropsicológica para la superación
de los problemas de aprendizaje. Requiere tiempo y perseverancia,
pero los resultados merecen la pena.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)