lunes, 3 de septiembre de 2012

ENURESIS INFANTIL: ACCIDENTES CON EL PIPÍ



 
De vuelta a la rutina, aprovecho varias consultas que he tenido este verano sobre accidentes con el pipí para hablar de un tema que hace tiempo que tengo pendiente: la enuresis infantil.  Lo primero que quiero decir al respecto es que es una cuestión mucho más frecuente de lo que pensamos; como es un asunto del que habitualmente no se habla puede parecer que el problema sólo lo tenemos en casa, pero os aseguro que es algo corriente.

Para empezar, creo que es importante saber que el control de esfínteres es un proceso complejo y no podemos meterlo todo en el mismo saco: una cosa es la caca, otra el pis diurno y otra el pis nocturno.  Por acotar el tema y no extendernos excesivamente, me centraré en esta ocasión en el pipí que se les escapa de día a algunos niños ya grandecitos.

Accidentes de día con el pipí

Muchas mamás cuentan que sus hijos (de 5, 6 o más años), a pesar de que ya controlan el pipí, habitualmente tienen fugas y la ropa interior aparece con frecuencia mojada.  Otras veces los accidentes son mayores y no sólo es una pequeña fuga sino un escape total que requiere cambio de ropa interior y vestimenta.  A menudo, estos episodios se atribuyen a vagancia por no querer ir al baño o por no dejar de hacer alguna actividad interesante (jugar, ver los dibujos etc.) y pueden llegar a ser desesperantes.  Si bien es verdad que en algunas ocasiones el hecho de estar enfrascados en algo les puede distraer de la sensación de tener que ir al baño, en mi experiencia, este tipo de accidentes tienen que ver, sobre todo, con una insuficiente competencia del control de esfínteres.  Y eso suele estar asociado a un entrenamiento demasiado precoz, habitualmente cuando el niño aún no estaba maduro para ello.  Para que el niño llegue a controlar esfínteres de modo completo es necesario una madurez importante en su sistema nervioso central: primero, se requiere que el cable que conecta la vejiga con el cerebro informe en su momento de que la vejiga está llena y que el cerebro sepa interpretar esta señal; segundo, que el mecanismo por el que el cerebro manda al esfínter que se contraiga para frenar el escape del pipí, funcione correctamente; tercero, que la musculatura que controla la salida de la orina sea lo suficientemente fuerte como para actuar con eficacia.  Es como si el vigilante tuviera que informar al centro de mando de que la presa está llena, el centro de mando accionar la palanca correspondiente para cerrar la compuerta y la compuerta tener la capacidad suficiente como para frenar efectivamente la salida del agua.

Cuando este proceso se ha llevado antes de que el niño estuviera preparado para ello, es frecuente que su consecución no sea completa.  Si bien en los primeros tiempos en los que la vejiga es pequeña y retiene poca orina y de que todos -padres, abuelitos, profesores- estamos pendientes de recordarle que tiene que ir al baño, más adelante, cuando damos por hecho que el tema “ya está superado”, es cuando aparecen los accidentes.  Por una parte, la capacidad de su vejiga es mayor y la cantidad de pipí alojado también, por lo que se requiere una mayor fortaleza de la musculatura y la que tenía puede no ser suficiente.  Por otra, ya no estamos pendientes de recordarle que tiene que ir al baño y en el cole ya no van tan seguido, por lo que no es de extrañar que haya accidentes (bien porque no identifique la sensación de plenitud y la necesidad de ir al baño, bien porque aunque sepa lo que le pasa no es capaz de informar al músculo de que se cierre, bien porque el músculo no sea lo suficientemente fuerte como para retener todo el pipí).


¿Qué podemos hacer para ayudarle?

        Explicarle con algún dibujo muy sencillo o incluso con un experimento con un globo, cómo funciona el mecanismo del pipí.  Eso hará que sepa lo que le ocurre y que se sienta más implicado en el proceso.

        Cada vez que vaya al baño, pedirle que pare el chorrillo por uno o dos segundos y que luego continúe.  Repetirlo varias veces.  Eso le va a ayudar a fortalecer su esfínter y, por lo tanto, va a aumentar su capacidad de retener.

        Pedirle que avise cada vez que sienta la vejiga llena, y reforzarle por ello (los métodos conductuales, por sí solos, no van a solucionar el origen del problema pero pueden ser un recurso útil empleados con inteligencia y oportunidad).  Esto le va a ayudar a identificar la sensación de plenitud y por lo tanto, la necesidad de ir al baño.
 
        Darle confianza y seguridad en que lo superará, contarle que es algo que le pasa a más niños y reforzar su autoestima.
 
        Armarnos de paciencia.  A veces la impotencia y la frustración nos pueden y es bueno ensayar caras de póker para aquellos momentos en los que estamos más cansados y llevamos peor el tema.  Saber que es algo que le sucede a muchos niños y desviar la atención hacia otros asuntos (y hacia otras virtudes de nuestro hijo) nos puede ayudar a no desesperarnos.


Queda por tratar todos aquellos episodios que tienen que ver con cuestiones emocionales (niños que se hacen pis en las comidas, cuando van al cole o a alguna actividad específica, cuando les regañan etc.) y todo el asunto de los escapes nocturnos.  Pero ambos merecen capítulo aparte.


¡Ánimo... siempre que llueve, escampa! (nunca mejor dicho...)



6 comentarios:

  1. Hola Beatriz, me gusta mucho tu entrada, pues es importante que los padres sepan que la enuresis es mas frecuente de lo que la mayoría de la gente se imagina, estaré al pendiente de las que siguen : )

    Un saludo desde México
    www.proadopciónmx.blogspot.com.mx

    Mónica C.U.

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    1. Hola Mónica, gracias por tu comentario. Es cierto que los accidentes con el pipí son más comunes de lo que pensamos. No obstante, además de las sugerencias propuestas, siempre debemos descartar causas orgánicas mediante los oportunos análisis médicos, si el pediatra lo estima conveniente.

      Te mando un abrazo,
      Beatriz

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  2. Sí, por experiencia puedo decir que descartar causas orgánicas es muy importante.
    Nosotros al principio hicimos lo imposible para que Xiao controlase esfínteres, y casi un año después supimos que era imposible.
    Con este comentario no quiero alarmar a nadie, lo de mi hija es "raro", pero es cierto que descartar todo antes de forzar es importante.
    Muchos besos Beatriz.

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    1. Hola Xiao,

      Muchas gracias por tu comentario y por aportar tu experiencia personal. Efectivamente siempre hay que descartar primero causas orgánicas. No tiene por qué ser algo grave, como tú bien dices. Puede ser, simplemente, una infección de orina o un déficit de la hormona antidiurética que hace que el pipí no pueda concentrarse lo suficiente y la vejiga se desborda. Además uno de los reflejos primitivos está íntimamente relacionado con el control de esfínteres, por lo que si permanece presente en el niño es muy posible que presente dificultades con el pipí.

      Sin embargo y dejando esto muy claro, quería hacer hincapié con mi entrada en aquellos casos en los que los padres llegan diciendo que al niño ya le han mirado por arriba y por abajo y no hay nada orgánico, simplemente que "quiere llamar la atención", "lo hace por molestar" etc. y ponen en marcha estrategias que a veces, lejos de mejorar el problema, lo empeoran. Y en no pocas ocasiones hay otras razones tal vez menos conocidas -como las que cito-, que están dificultando el proceso pero no se tienen en cuenta.

      Te mando un besazo enorme y otro para Xiao,

      Beatriz

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  3. He llegado a tu blog tarde y me encanta Ahora me pasa como con otros blogs , cuando se habla de adopcion se igual a problemas. Y mi pregunta es y cuando tu hija adoptada es mas lista de lo normal, sabe leer desde primero de infantil, por que y cito palabras textuales de ella, solo,hay que fijarse, Para saber sumar , regar leer, escribir....leer las horas, habla se su adopcion con cinco años de una manera increíble, como teniendo todo totalmente asumido. A veces me da miedo oírla hablar de su madre y padre de China, tb habla de el, de sus hermanos de China de los que dice, es como Dios mama se que existen casi seguro pero no puedo verlos. Quizás nunca pueda. En fin que no se muy bien que hacer con ella. Una psicóloga amiga me dice que eso que llevo por delante pero a mi a veces me da miedo o es que hemos tenido una suerte enorme con ella.

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    1. Hola María,

      Bienvenida y gracias por tu aportación.

      Yo no creo haber igualado adopción a problemas porque sinceramente pienso que no es así. Otra cosa es que la crianza adoptiva tiene sus particularidades con respecto a la biológica y esas particularidades pueden generar dificultades y en algunos casos serios problemas que afectan a muchos ámbitos de la familia adoptiva. Pero ni todos los niños adoptados presentan dificultades ni todas las familias adoptivas tienen problemas... por suerte.

      Como sabes, tanto el perido prenatal como el perinatal y las condiciones en las que se haya vivido la primera infancia van a condicionar mucho cómo se haya ido desarrollando el niño, cómo haya ido madurando su cabecita y por lo tanto, qué tan afectado pueda estar (a nivel emocional, cognitivo etc.) por el hecho del abandono. En este sentido la casuística es enorme y cada adopción lleva detrás una historia muy diferente por lo que no se puede generalizar.

      Otra cosa es que, en niños adoptados, igual que en el resto de la población, hay un porcentaje de sujetos que presentan altas capacidades. Esto en sí tampoco debiera ser un problema pero, al igual que antes, presenta unas especificidades que es preciso atender para que puedan encauzarse adecuadamente. Si piensas que tu hija puede pertenecer a este grupo (y por lo que describes, pudiera ser) te sugeriría que leyeras sobre superdotación y altas capacidades y que, si lo crees conveniente, le hagas una evaluación por parte de un especialista en la materia y contactes con alguna asociación para niños con sobredotación y talento para poder poner en marcha los recursos que sean necesarios a fin de ayudarla en su desarrollo.

      Como esto ya va resultando extenso, si quieres alguna otra información, puedes escribirme a educaraloshijos@gmail.com.

      Te mando un abrazo,
      Beatriz

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