jueves, 8 de noviembre de 2012

LA AUTOESTIMA DE LOS HIJOS: EL ELOGIO


Una de las actividades de mi trabajo profesional, con la que -dicho sea de paso- disfruto muchísimo, es la escuela de padres. Durante estas semanas estoy yendo a un colegio en las afueras de Madrid en el que tengo un grupo que es una joya: son quince mamás motivadas, implicadas y muy participativas que comparten, confrontan, cuestionan, reflexionan y trabajan acerca de diversos temas relacionados con la dinámica familiar. En estas dos últimas semanas hemos hablado sobre la comunicación en la familia y sobre la autoestima de los hijos. Como veo que sus bolis y sus cabezas echan humo y que tanto ellas como yo, a pesar de estirar las dos horas que tenemos, nos quedamos con la sensación de que nos falta tiempo, he decidido dedicar algunas entradas a completar los temas que trabajamos. Así que mamás de la Escuela de Padres, ¡va por ustedes!


Un arma de doble filo

El elogio constituye una poderosa arma para favorecer la autoestima de los niños. Pero puede ser un arma de doble filo, si no lo utilizamos de la manera adecuada. Si nuestros elogios son excesivamente generales, exagerados o están envenenados, pueden surtir el efecto contrario.

Me explico: Si un niño viene a enseñarnos su dibujo y le decimos “muy bien, muy bonito”, es posible que el niño se sienta evaluado o que incluso perciba que lo decimos de manera automática sin habernos tomado el tiempo ni la molestia de analizar el resultado de su esfuerzo. A veces, incluso, puede pensar que lo decimos para que se vuelva a ir por donde ha venido.

En cuanto al elogio exagerado, si ante este mismo caso le decimos “¡qué dibujo tan increíble, eres el mejor pintor del mundo!”, puede pensar que en su clase hay niños que dibujan mucho mejor, que lo decimos con segundas o puede provocar una negativa (“el mejor pintor del mundo, ¡si lo he hecho deprisa y corriendo!”)

Por lo que respecta al elogio envenenado, me refiero a cuando utilizamos un piropo para lanzar una pulla, por ejemplo “¡qué bonito dibujo! ¡ya podías esmerarte igual en recoger la habitación...!”


El elogio efectivo

Así que, teniendo en cuenta que la comunicación es la única manera que tenemos de transmitir a los hijos lo que sentimos y pensamos sobre ellos, y de que el elogio supone una inestimable herramienta para potenciar su autoestima siempre que la utilicemos de una manera adecuada, vamos a dar algunas pistas sobre cómo elogiar:

  • Describe lo que ves, con cierto entusiasmo y estimación.
  • Expresa cómo te sientes.
  • Pon palabras a lo que puede experimentar el niño.


Ejemplo: Llega nuestro hijo con un dibujo y, ante el Picasso en ciernes exclamamos: “Veo que has hecho un montón de círculos de diferentes colores, unos más grandes y otros más pequeños... Además, has combinado varios colores. Me encanta el dibujo, me resulta muy alegre. Imagino que te ha llevado un rato hacerlo”.

Otro ejemplo: Vemos que nuestra hija preadolescente, poco amante del orden en su habitación, se ha hecho la cama. Lejos de soltar una ironía, sería mucho más efectivo decir algo de este tipo: “Veo que te has hecho la cama, cosa que me alegra mucho y te agradezco, aunque supongo que te habrá costado tu esfuerzo”.


¿Cuál es la ventaja de este tipo de elogio? Por una parte, los niños no se sienten evaluados (lo han hecho bien, mal, bonito, feo, lo cual puede significarles que son buenos, malos, regulares...). Por otra, reciben el mensaje de que nos tomamos tiempo suficiente como para analizar su trabajo y su esfuerzo, es decir, que ellos y lo que ellos hacen, nos interesa. Con esto lo que conseguimos el devolverles un feedback más o menos objetivo de su acción y que sean ellos mismos quienes valoren su trabajo y “se elogien” a sí mismos: Si soy capaz de hacer algo valioso es porque yo mismo soy alguien valioso. Por último, será un fuerte estímulo para repetir lo que está bien, incluso para mejorar. Este aspecto es tan importante que, a veces, cuando nos enseñan algo que no acaba de estar bien realizado, el hecho de fijarnos en lo positivo y señalarlo, actúa como indicador y aliciente para que corrijan lo que está mal sin necesidad de decírselo. En el ejemplo de la cama, si añadimos un “veo que por esta parte, además, no tiene ni una arruga, con lo difícil que es conseguir eso”, seguramente la próxima vez se esfuerce en no dejar ninguna arruga ni por esa parte ni por ninguna otra. Pero ¡ojo!, vuelvo a recordar que no puede haber ningún atisbo de ironía ni de segundas intenciones porque el efecto, entonces, sería el contrario.


El elogio siempre ha de ser sincero y entusiasta pero sin sobreactuar (los niños lo captan al vuelo). Si además, con tacto y discrección, lo comentamos con otro adulto en un momento en el que los niños nos puedan escuchar, el impacto que tendrá en ellos será mucho más potente. Por ejemplo, cuando veamos a nuestra pareja, podemos decirle “Me he llevado un alegrón enorme cuando he visto que esta mañana Lucía se ha hecho la cama” o “no sabes qué dibujo ha hecho Pedro, lleno de colores, me ha encantado”.


Si cada día intentamos utilizar esta estrategia con nuestros hijos, aunque sea una sola vez, iremos viendo cómo su actitud y su autoestima mejoran considerablemente.




16 comentarios:

  1. Gracias por las pautas Beatriz!! la verdad es que a veces no es tan facil acertar con los comentarios...mi hija es todavía muy chiquitina pero con mi sobrino que ya tiene 8 años veo que cada vez me cuesta más acertar con lo que le viene bien a su cabecita...

    Te queiría preguntar sobre otro tema...No sé si tendras entradas sobre "celos"...ahora estoy inmersa en ese mundo... mi sobrino se enfada muchismo conmigo por hacer caso a mi hija...y solo lo hace conmigo...
    Si me pudieras recomendar alguna lectura te lo agradecería un monton.

    Un abrazo

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    1. Hola Addis,

      Bienvenida y gracias por tu comentario. Es cierto que, a medida que crecen los niños, las relaciones se hacen más complejas y a veces, a pesar de tener la mejor de las intenciones, no acabamos de acertar con lo que ellos necesitan en cada momento.

      Los celos son algo que genera mucho malestar en quien los sufre y en las personas de su alrededor. Para poder manejarlos y que no hagan daño, lo primero es reconocer que son normales y legítimos. Tu sobrino ha gozado de un afecto que ahora se ve alterado por la llegada de su prima y eso es difícil de encajar. Es importante recordar que él no quiere tener celos ni sufrir por ellos... pero el hecho es que los tiene.

      En este sentido, sugiero tres cosas:

      1.- Ayudarle a elaborar ese sentimiento, poniendo palabras donde él no puede o no se atreve a poner, por ejemplo: "imagino que debe ser difícil que desde que llegó X ya no te hago tanto caso como antes..." "Es normal sentirse celoso, a todos nos pasa alguna vez"

      2.- No decirle que no debe de sentirse así y que tiene que querer a su prima, que es pequeña etc. Si él pudiera elegir, seguro que elegía no sentirse así, pero el hecho es que es un sentimiento que tiene y no puede evitar.

      3.- Dedicarle algún rato o actividad especial, que le ayude a hacer el tránsito hacia la nueva situación, cuando tu nena esté dormida o con otra persona.

      Y paciencia, paciencia, paciencia... Necesita tiempo y comprensión.

      En cuanto a artículos, creo que no tengo nada ahora mismo publicado específico de celos, pero me lo apunto para un futuro post. De lecturas, por ejemplo, cualquiera de Nancy Samalin merece la pena, aunque no son estrictamente de celos.

      Espero haberte ayudado. Un abrazo,
      Beatriz

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    2. Gracias por dedicarme una entrada tan elaborada Beatriz. No había practicado lo que comentas sobre elaborar su sentimiento, en cuanto tenga la oportunidad lo pongo en practica. Lo que le suelo decir es que ahora él a mi tambien me dedica menos tiempo porque se lo dedica a ella y a mi me parece bien y me alegro por ello...eso parece que lo va encanjando bien.
      Muchas gracias otra vez!! Te sigo muy atentamente porque siempre aprendo cosas.
      Un abrazo!!

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  2. Hola Beatriz, ¿y con nuestros hijos adoptados que han sufrido abandono? El tema de la autoestima en ellos adquiere un matiz muy especial. Mi hijo en concreto tiene la autoestima por los suelos y ahí entran varios factores. El primero, evidentemente, ese autoconcepto negativo por el propio hecho del abandono, el hecho de que si fue abandonado es que no era bueno, eso ya lo hemos abordado en varias ocasiones y no veo que vaya por ahí. Y el segundo, el tema de las posibles dificultades escolares, sociales, de relación, en deportes... que hacen que se vean diferentes, peores, menos válidos, más torpes...
    Mi hijo a pesar de sacar una nota buena sigue diciendo que es torpe, o que esa nota no tiene validez, que ha copiado, aunque sea mentira, todo para justificar que él no es listo. Tiene tan asumida esa etiqueta de distraído y difícil que antes incluso de que le corrijas un ejercicio ya está diciendo que seguro que está mal. Eso en cuanto a lo escolar. En deportes igual, que él no coge la pelota, que los niños no quieren dársela porque saben que nunca la cogen...Y en cuestión de relación social pues eso le afecta mucho, ha llegado a decir que él se hace el "chulito" con sus amigos para que le hagan caso porque si no no se lo hacen.
    Son muchas cosas, y es difícil levantar la autoestima de nuestros hijos. A mí eso me trae por la calle de la amargura, por no decir cuando de la rabia que le entra por no salirle algo, se pega en la frente o dice que es el peor del mundo. ¿Qué hacemos con eso?, sé que no hay recetas mágicas pero llevamos haciendo esto que propones en el post desde hace tiempo, y en eso no notamos mejoría, es algo que está ahí y es difícil de sacar, ese sentimiento de inferioridad por todo.
    Un abrazo.

    Elena

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    1. Hola Elena,

      Perdona que no te haya contestado antes. Creo que entiendo bien lo que me dices... y comparto la impotencia y el desgaste que supone estar insuflando ánimos continuamente y ver que no arraigan.

      La autoestima crece sobre las raíces del apego; en muchos niños adoptados, en los que el apego suele estar afectado, es complicado conseguir una buena autoestima. Hay niños que más o menos logran tenerla pero, a veces, la tienen cogida con pinzas; un comentario desafortunado y ¡adiós! A volver a empezar. Creo que es un tema muy complejo pues, como tú dices, al hecho del abandono -que en lo consciente o lo inconsciente deja una huella de desvalor, de inferioridad, de autoconcepto negativo- hay que sumar las dificultades en el cole, el que no se sienten destacar en nada, el que van de especialista en especialista y eso les hace sentir que tienen problemas que otros no tienen etc.

      En este tema pienso que no te voy a poder aportar mucho más de lo que me imagino estáis haciendo: reconstruir el apego, mucha presencia, mucha seguridad, buscar algo en lo que destaque y que se viva como don para la familia, terapias para superar diversas dificultades, herramientas de comunicación asertiva y no violenta... Y paciencia, mucho ánimo, confiar en que todo lo que estáis sembrando dará fruto, aunque con más trabajo y más tiempo. Te pego el enlace a una entrada que escribí hace tiempo sobre estrategias para desarrollar el apego, por si puedes coger alguna idea (http://educaraloshijos.blogspot.com.es/search/label/apego).

      Te mando un abrazo fuerte,

      Beatriz

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  3. Hola Beatriz!, soy Elena , una de las madres de esa escuela de madres-padres del cole de las afueras (la de las broncas por los kinder! ;)). Muchísimas gracias por estas sesiones que has preparado, estoy aprendiendo mucho y esta siendo muy muy util para toda la familia. Mil gracias. Estaré siguiendote porque me encanta lo que cuentas y cómo lo cuentas.

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    1. Hola Elena,

      ¡Qué alegría verte por aquí! Me alegro de que lo que trabajamos en la escuela de madres (mucho más atinado que "escuela de padres", sin duda) te esté resultando de utilidad. La verdad es que estoy disfrutando mucho con vosotras, sois un grupo encantador.
      Todavía nos vemos el lunes en el cole y por aquí... cuando quieras.

      Un beso,
      Beatriz

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  4. Gracias por el enlace del apego, le echaré un vistazo. Besos.

    Elena

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  5. hola!! soy Emma, efectivamente no se guardo mi comentario, me encantaria decirle a todas las personas que lean tu blog que he tenido la suerte de compartir contigo un taller de padres en el colegio de mis hijas.Ha sido un taller muy ameno y me has aportado grandes pautas a poner en practica en mi familia, la pena es que haya durado tan poco, me hubiera pasado horas y horas escuchándote!!! muchisimas gracias y no dejes nunca de realizar estos talleres porque me encantaría volver a cruzarme contigo alguna vez!!!

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    1. Hola Emma,

      ¡Muchas gracias por tu comentario! La verdad es que personalmente he disfrutado muchísimo con vosotras y a mí también se me ha pasado volando. Me alegra que hayas podido coger ideas para llevar a la práctica con tu familia y que te haya resultado ameno. Yo sigo y seguiré (espero) haciendo talleres que, como ves, me fascina. Alguno de ellos será de manera abierta para que pueda asistir todo el que esté interesado y lo iré anunciando en el blog, así que tal vez tengamos ocasión de volver a coincidir.

      Me ha encantado conocerte y compartir contigo estas sesiones. Un abrazo,

      Beatriz

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  6. Hola Beatriz,

    Soy Virginia otra mamá del cole donde has impartido el taller de madres-padres en “las afueras”.

    Al igual que Emma, me ha encantado tenerte como profe en este curso, en el cual has logrado que nos enganchemos con tus explicaciones, pues lo hacias muy ameno e interesante, me ha servido de ayuda e ido incorporando nuevas pautas con mi hija, aunque llevarlo a la práctica es mas difícil, pero bueno seguiré intentándolo...

    El blog esta genial, por favor, sigue publicando acerca de mas temas.

    Y espero volver a verte pronto, en algún curso tuyo, yo estaré entrando en tu blog para ver que publicas.

    Un beso muy muy fuerte,



    Virginia

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    1. Virginia,

      ¡muchas gracias por tu comentario! Realmente habéis sido un grupo muy agradecido: fieles a cada sesión, participativas y capaces de generar un clima de confianza. Me alegra mucho que te haya servido de ayuda para la crianza de tu hija... las nuevas pautas se van incorporando poco a poco hasta que llega un momento en que se hacen parte de lo cotidiano.

      Ojalá volvamos a coincidir.

      Un fuerte abrazo,
      Beatriz

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  7. Hola Beatriz!
    Soy Candela, mamá de Olivia.
    Me parece muy interesante tu blog, esta entrada en concreto me resulta muy útil ya que creo que ,quizá a veces, sobre-elogio a mi niña.
    La cuestión es que no lo hago intencionadamente, de verdad me parece increíble que consiga hacer todo lo que hace.
    Ahora que leo tu entrada me doy cuenta de que ella misma nota que exajero a veces porque me pone caras de extrañeza.
    Me gustaría saber si tienes planeado otro taller de madres/padres para poder asistir. Estoy totalmente de acuerdo contigo en cuanto a que los niños son un reflejo de lo que les mostramos, y por eso me gustaría mostrarle lo mejor.
    Gracias por tu ayuda!!

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    1. ¡Hola Candela!

      ¡Qué alegría verte por aquí! Me alegra que te guste el blog. La verdad es que Olivia es una niña deliciosa, espabilada, simpática... y es normal que se te caiga la baba. Además a esta edad sus logros son tan alucinantes que nos dejan boquiabiertos. Yo creo que la estrategia de describir con entusiasmo pero sin sobreactuar les permite tener una buena autoestima sobre la base de una realista y objetiva percepción acerca de sí mismos y eso hará que tengan una buena autoestima y se quieran a sí mismos, sin creerse por encima de nadie-. Olivia es una niña con un apego excelente y eso hace que tenga una personalidad segura y que confíe en sí misma y sus posibilidades, que sea capaz de asumir nuevos retos y que más adelante no tenga ningún problema en sus relaciones sociales ni en su escolarización.

      Con respecto a próximos talleres, quisiera organizar uno para enero... Como nos estaremos viendo, te aviso.

      Un beso para toda la familia,
      Beatriz

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  8. Beatriz Oliva25 noviembre, 2012

    Hola Beatriz. Soy tu tocaya, la mamá de Jara. Me ha gustado mucho este artículo. Sin ser consciente, yo uso este tipo de tácticas con mi hijo mayor. Si me enseña un dibujo, lo que hago es verlo detenidamente y hacerle algún comentario específico de él, a parte de decirle si me gusta o que es muy bonito. Noto que él se siente querido porque me he fijado en lo que ha hecho, independiente de que esté bien o mal. Si algo me parece que podía hacerlo de otra manera se lo digo suavemente, y el lo corrige si le parece bien; todavía no he conseguido que cuando pinta a una persona los brazos y las piernas no salgan de la cabeza; él dice que así está muy gracioso;pues bueno, yo no le insisto porque ya llegará el momento. Afortunadamente mi hijo tiene una buena autoestima, creo que, como tú dices, hay que elogiarlos pero de forma algo "crítica". La peque todavía es muy pequeña pero intentaré hacer lo mismo con ella.

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    1. ¡Hola Bea!,

      Te felicito por tu fantástica intuición a la hora de comunicarte con tus hijos; seguro que a Martín le hace tener un buen concepto de sí mismo y que Jara crece con mucha autoconfianza. A Martín no le conozco pero Jara se ve una niña deliciosa y feliz y eso significa que tiene un buen apego contigo y que su pequeña personita va creciendo con seguridad en sí misma.

      Te mando un beso,
      Beatriz

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